¿Cuánto dura la culpa?
Necesito saber por cuánto tiempo voy a seguir enrojecida y con múltiples nudos en la garganta. No sé, sólo para resignarme y añorar un poco también. El fin, cuando ya nada es y cuando ya todo es irrelevante.
¿Cuándo deja de dolerte? Quiero pensar que el dolor nunca mitiga y que se queda poquito para recordarte que no eres perfecto. Pero aún así ya no quiero sentirlo, ya no aguanto esta pesadez en la cabeza, ya no quiero caer y caer, doblarme, privarme, despertarme con angustia. Es imposible vivir así por siempre, quiero saber cuándo termina y deja de pesarte. Cuándo es liviano y puedes sobrevivir, cuándo dejas de sentirte en el abismo.
Disculparse libera, pero al mismo tiempo te trae los recuerdos de vuelta. Seguirle la mirada y descubrir que pide perdón por haberte hecho pedir perdón. Y darte cuenta que no existe nadie más noble, que caerte a pedazos no es tan malo cuando estás junto a él... a pesar de ser él mismo lo causa, a pesar de todo.
Luego te miras en el espejo y entiendes que aún con todos tus dolores, con todos tus tormentos, angustias, defectos, no quieres hacer otra cosa mas que consolarlo. Ahora tu único deseo es estar ahí cuando nadie más está, ni entiende, ni quiere saber. Hacerle ver que no importa cuánto te duelas a ti mismo, cuánto te rompió el orgullo, cuántas lágrimas inundaron tus ojos; siempre, no importa qué, siempre estarás a su lado. Como la sombra que lo apoya, como la luz que le muestra los colores. Así de cerca y así de indispensable.
Necesito saber por cuánto tiempo voy a seguir enrojecida y con múltiples nudos en la garganta. No sé, sólo para resignarme y añorar un poco también. El fin, cuando ya nada es y cuando ya todo es irrelevante.
¿Cuándo deja de dolerte? Quiero pensar que el dolor nunca mitiga y que se queda poquito para recordarte que no eres perfecto. Pero aún así ya no quiero sentirlo, ya no aguanto esta pesadez en la cabeza, ya no quiero caer y caer, doblarme, privarme, despertarme con angustia. Es imposible vivir así por siempre, quiero saber cuándo termina y deja de pesarte. Cuándo es liviano y puedes sobrevivir, cuándo dejas de sentirte en el abismo.
Disculparse libera, pero al mismo tiempo te trae los recuerdos de vuelta. Seguirle la mirada y descubrir que pide perdón por haberte hecho pedir perdón. Y darte cuenta que no existe nadie más noble, que caerte a pedazos no es tan malo cuando estás junto a él... a pesar de ser él mismo lo causa, a pesar de todo.
Luego te miras en el espejo y entiendes que aún con todos tus dolores, con todos tus tormentos, angustias, defectos, no quieres hacer otra cosa mas que consolarlo. Ahora tu único deseo es estar ahí cuando nadie más está, ni entiende, ni quiere saber. Hacerle ver que no importa cuánto te duelas a ti mismo, cuánto te rompió el orgullo, cuántas lágrimas inundaron tus ojos; siempre, no importa qué, siempre estarás a su lado. Como la sombra que lo apoya, como la luz que le muestra los colores. Así de cerca y así de indispensable.